sábado, 20 de septiembre de 2025

NOVATA 135

EL DUELO COMO PROCESO DE AMOR

La ternura, semilla de bienestar.

El 21 de septiembre de 2025, cumpliría Felix ochenta y dos años.

El pasado año (2024) lo celebramos toda la familia en nuestra casa. Contentos de verle feliz saboreando la tarta de chocolate que tanto le gustaba. Uno de nuestros nietos nació un 16 de septiembre, así que, nieto y abuelo celebraron juntos muchos cumpleaños. El de este año es el primero sin Felix.

Vamos a celebrar este año la fiesta del AMOR que sigue vivo.

En estos diez meses sin el amor de mi vida físicamente a mi lado, comienzo a sentir que su AMOR me sigue allá donde voy.

En los primeros momentos de la pérdida el dolor es inhumano. El desgarro interior impide que sientas plenamente porque no sabes ni lo que quieres hacer decir pensar...

Cuando la tensión del cuerpo da tregua, se puede iniciar el retorno al amor que, sin duda, está ahí siempre; tan sólo hay que dejar que el dolor ante la pérdida reconozca al amor compartido que no desaparece.

Retomar los quehaceres diarios en este otoño de tristes recuerdos por su pérdida, me está costando un esfuerzo mental que me tiene agotada; literalmente: me cuesta salir de casa. Me muevo día sí y día no. Es cierto que, en el día casero, el amor me invade y calma.

Supongo que me hallo transitando el duelo del dolor camino del amor.

Cuando hablo en público de los cuidados que pude darle en casa hasta el final de sus días terrenales, me doy cuenta de la suerte que tuve porque pude hacer lo que yo quería: dedicarme a él día y noche todos los días hasta que falleció.

Digo esto porque, en el proceso del duelo, considero interesante reconocer lo que cada uno haya podido hacer. Cada caso y cada persona tienen sus problemas y limitaciones, y lo han hecho bien. Y es en ese sosiego interior donde se puede buscar el amor compartido que ilumine el duelo.

Mayo de 2023, intentabas leerme en voz alta ¡qué vitalidad la tuya!

Me preguntan cómo hicimos para mantener tu interés en seguir 'activo'.

No sé que contestar porque nada hay seguro. Puedo afirmar lo que yo he visto reflejado en su comportamiento: una voluntad marcada por la lucha; y una clara confianza en mi apoyo incondicional.

Formamos un tamdem de largo recorrido: casi cincuenta y dos años de vida en común, dan para mucho.

Lo mejor, y lo malo que hayamos vivido juntos han moldeado nuestros caracteres, y es en la flexibilidad -como la de un junco- donde hemos podido crecer en el amor que permanece y fortalece en la adversidad.

SIENTO TU AMOR VIVO EN MÍ.

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