EL AMOR: FONDO DE ARMARIO IMPRESCINDIBLE
En el duelo se hace patente el amor incondicional.
Hoy quiero compartir el significado que tiene para mí habitar la soledad, como una forma de distribuir el vacío. No me refiero a llenar, como tampoco a cambiar.
Recientemente ha fallecido a los 91 años el diseñador Giorgio Armani, considerado el arquitecto de la elegancia moderna que abrazó la sobriedad como filosofía creativa. Mi interés en él proviene de una visión suya que comparto: El verdadero lujo no se compra, se construye.
Sí, considero que el sosiego la paz la dulzura, no se compran; hay que habitar el duelo sin destrozar la construcción de toda una vida.
En el asunto del amor recojo un mensaje de san Agustín: Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.
Yo amo profundamente a Felix. Sigo amando lo que juntos hemos construido y habitado.
En estos diez meses sin él, soledad y vacío recorren aún mi cuerpo.
La viudez no sólo requiere tiempo paciencia, precisa también de lucidez emocional. Reconozco la enorme suerte que me asiste; me refiero a los amigos que, desde su exquisita sensibilidad, me hacen llegar mensajes llenos de sentido (algo que mi marido hizo en mis momentos de tribulación). La familia, por descontado, ahí están sin ambages.
Fuera de discusiones filosóficas sobre el significado de habitar, mi meta se ciñe a cuidar y preservar la esencia del amor que pervive en la soledad.
En el año 1951, Heidegger y Ortega dieron unas conferencias en Alemania: según Heidegger, el habitar precede en el hombre al construir, mientras que para Ortega el construir precede al habitar porque cada persona necesita de la cultura, y así humaniza o salva su circunstancia para poder habitarla.
Habitar, como símbolo de acomodar la incómoda estancia del duelo.
El vacío que uno experimenta ante la pérdida del ser querido, es indescriptible. En palabras de Goethe: No todo el mundo ve en el bosque la leña para el fuego. Es decir: cada persona percibe subjetivamente un mismo dato, de ahí que la ayuda exterior se complique tanto para el receptor como para el emisor; sin duda, hablar el mismo lenguaje emocional es 'casi casi' una utopía.
El cinco de septiembre de este año, se han cumplido diez meses del inicio de su marcha corporal en el hospital; a las doce horas del medio día los doctores iniciaron el proceso de sedación, rodeado de sus hijas conmigo.
Hay una enorme diferencia entre estar y ser. El cuerpo, desaparece. El espíritu, habita. En ese habitar de dos personas que se han querido a lo largo de su vida juntos, para la persona que se queda comienza a recorrer en soledad un camino impuesto por la muerte. Siente el dolor como efecto del amor. Y así se comprende que, habitar el duelo supone sentir el amor que no desaparece con la muerte.
Septiembre de 2024
Tu semblante sereno me recuerda tus esfuerzos y los míos por seguir luchando
mientras la enfermedad irrumpía día y noche con unas imágenes que te causaban terror.
Por fortuna esos terribles momentos duraron escasos tres meses
tu cuerpo marchó en noviembre de ese año.
Aquí estoy yo ahora
intentando sacar fuerzas para seguir ese camino de fortaleza ante la adversidad.
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