MUCHO LE GUSTABAN LOS COCHES
Compartir los recuerdos es una forma de exteriorizar el duelo.
(Sada, 2013) Hay quien piensa que el enfermo de alzhéimer deja de ser él, ella, pero no es así: sigue un camino distinto al esperado (cada persona a su manera) pero continúa ahí y, en mayor medida, permanece atento e interactúa allí donde se mantienen vivos los recuerdos en compañía de los suyos. Sé que lo que expreso no resulta fácil de aplicar, pero no por ello hemos de obviar lo evidente. Hago hincapié en los beneficios del enfermo atendido en el hogar por un cuidador principal familiar.
Hoy, siete de julio, vuelo a Coruña por vez primera sin él.
¡Cuántos paseos dimos por esos parajes! Disfrutamos de lo lindo durante muchos años: primero con nuestras hijas pequeñas que fueron creciendo; luego, llenaron el hogar con sus familias. Nuestros nietos mayores recuerdan los veranos con cariño; los más pequeños no guardan recuerdo porque cuando nacieron la vida nos cambió a causa del alzhéimer. Ahora quieren visitar Sada, para conocer in situ lo que contamos de aquellos veranos en familia.
Este año voy a intentar pasear por Sada; esta vez acompañada de mis primos. El dolor por su pérdida me acompaña allá donde vaya. Las lágrimas empapan mi rostro; es complicado sonreír como antes cuando él me miraba y yo sentía su amor. Soy una convencida de que la dulzura y la firmeza que he procurado mantener en el cuidado de Félix, ha sido de gran ayuda para que se sintiera seguro y así su cabecita tuviese 'espacio' para vivir esa "nueva vida" que disfrutamos hasta el final.
¿Qué puedo hacer para plantearme una vida sin él?
Tal vez seguir su ejemplo sea el mejor camino. A pesar de lo mucho que tuvo que sufrir por la pérdida paulatina de las facultades cognoscitivas, sacó fuerzas para seguir trabajando día a día sin decaer. Ahora bien: él me tenía a mí; yo he de ser mi propio apoyo. El asunto se complica bastante.
Recordarle me ayuda a pensar lo que hicimos bien para avanzar en las situaciones adversas acontecidas en los cincuenta y dos años juntos. Sé que ha pasado el tiempo de vivir como me gustaba: acompañada. Ahora he de continuar sola. No me asusta la soledad, lo que sucede es que no me gusta. No me anima el cocinar para mí, ni teclear en el ordenador sin sentir su mirada o sus paseos por la casa.
Escribir ayuda a ordenar, se convierte en una herramienta muy valiosa para conocerse mejor. Compartir una narración personal ayuda a transmitir la esencia de la experiencia y se convierte en una forma de conexión desde la intimidad que viene a fomentar la empatía y la comprensión del otro.
En mis planes está el recobrar la danza y la pintura; actividades de mi juventud. He sabido de las ventajas de una modalidad ballet fit, que desconocía. Al parecer es una combinación de danza clásica, yoga y pilates que ayudan a mejorar la coordinación y el equilibrio. Y lo mejor es que tengo ya visto dónde practicar ballet fit y pintura.
Sin duda, voy a seguir escribiendo mis cuitas; ánimo a quienes me lean hagan lo propio y, si lo desean, compartan sus experiencias conmigo.
Especial recuerdo a mi madre fallecida en 2002, que vino al mundo un 7 de julio de 2012, Sus nietos la llamaban la 'dulcita' por su forma de ser sosegada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario