DIAGNÓSTICO: DEPRESIÓN
En el año 2001, a Felix le diagnosticaron una depresión exógena.
Se trata de un tipo de depresión desencadenada por factores externos, a diferencia de la depresión endógena que tiene un origen biológico.
Experiencia: 7 (pág: 51)
En un primer momento, la inquietud se nota en el enfermo que se siente extraño ante la pérdida de control de las funciones ejecutivas; ello conlleva la pérdida gradual de autoestima. Es posible que se aísle y se muestre arisco. En esos momentos no acierta a expresar lo que siente.
https://editorialpopular.com/libros/no-me-dejes-solo/
Hay acontecimientos familiares que refuerzan la memoria.
El 21 de mayo de 2002, moría mi madre en casa; había vivido con nosotros desde la muerte de mi padre en el año 1989. Aquella tarde, tenía que acudir con Felix a una cita importante; él seguía con el tratamiento que le había recetado el psiquiatra para la depresión. Mi hermana vino a quedarse con nuestra madre, pues, yo no quería que falleciese estando mis hijas solas en casa. Sabía que era cuestión de horas.
Cuando regresamos a casa y mi hermana se fué, di un beso a mi madre; le dije que iba a hacer la cena. Ya en la cocina, un pensamiento me asaltó, solté el trapo que tenía entre manos, corrí a su habitación, la abracé y le dije al oído que marchase tranquila, todos estamos bien, nos has cuidado y querido... y ¡dejó de respirar!
Hoy he recordado cómo fueron los inicios del alzhéimer en Felix.
Sí, como cuento en el libro, la enfermedad debuta de forma solapada; ahora ya conocemos, gracias a las investigaciones realizadas hasta la fecha, que un diagnóstico de depresión, a partir de los cincuenta años, podría acompañarse de algunas pruebas que dentifiquen lo antes posible una disfunción cognitiva. Felix, en el año 2000, no era él; tenía 57 años.
Esa línea de investigación se sigue en la Cátedra para el estudio del deterioro cognitivo: Cátedra DeCo MICOF-CEU UCH.
Escribo estas líneas porque se mantiene una idea equivocada sobre cómo debuta el alzhéimer. Me gustaría que quienes se sientan 'extraños' inseguros de hacer una actividad que dominan, sean ellos mismos los que hablen con el médico y le cuenten su experiencia.
Cuando la enfermedad se ha instalado, es cuando comienza aquello que todos recuerdan: "No hace más que preguntar siempre lo mismo".
Sea como fuere, cada persona y su familia son los protagonistas en las fases de esta enfermedad. No hay recetas que valgan. Aunque no me resisto a compartir algunos de los mensajes que vienen en el libro:
El alzhéimer no supone el final de la convivencia
Una nueva vida se potencia desde el calor humano, tirando del hilo de la ternura
Dejemos que los recuerdos amables afloren cuando más se necesiten
¡Hasta siempre!
Felix
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