SOLEDAD

Tomar conciencia de la monotonía.

Cuando eres un adulto mayor de camino a la vejez, en el transcurso del día uno de los retos importantes consiste en hallar la manera de no aburrirse. Parece simple, sin embargo, equilibrar la balanza de "actividad-descanso" cuando vives solo y sin obligaciones reales el asunto de la monotonía es un hecho a tener en cuenta.

En todo caso, lo que uno siente y comparte como experiencia 'vívida' puede ser orientativo para quienes participen de situaciones similares.

Cada persona acomete las vicisitudes como puede; no hay recetas válidas.

El día se convierte en una jornada por descubrir.

Cada uno tiene sus preferencias a la hora de levantarse y de acostarse. Es importante seguir el ritmo que mejor se acople a nuestras actividades diarias.

Por ejemplo: en mi caso me levanto hacia las 8 horas, ventilo la casa, desayuno, leo, escribo, me aseo y salgo a pasear; algunas mañanas tengo cursos a horas tempranas así que el paseo se convierte en ruta al lugar. Las tardes son peliagudas en invierno; en primavera puede uno librarse de la monotonía y permitirse el lujo de llegar a casa, casi casi, a la hora de cenar.

Bueno, todo ello dependiendo del familiar y la amistad que te acoja ese día.

El duelo es un tránsito en soledad.

Cuando te hablan del 'duelo' sientes que tantas personas lo hacen de oídas; te percatas de que la soledad resulta indescriptible.

Dejas de expresar tu pesar al comprobar que malinterpretan tu sentir al juzgar tus dolorosos mensajes. Sin embargo esto me da fuerzas para seguir compartiendo pòr escrito aquello que siento y que tal vez otras personas se identifiquen al leerlo.

¡Qué no te preocupe el duelo! Ocúpate en descubrir lo que quieres hacer hoy.

El llanto es una expresión de amor.

Las lágrimas brotan de alegría o de tristeza. No hay un tiempo esablecido por el que uno vaya a dejar de llorar cuando recuerde al ser querido que ya no está a su lado.

Tampoco lo hay para réir abiertamente cuando sientes la fuerza explosiva de la carcajada; sin ser conscientes estamos poniendo en marcha cerca de 400 músculos, incluidos algunos del estómago que sólo se pueden ejercitar con la risa.