martes, 22 de noviembre de 2022

NOVATA 104

 ¡NO ME DEJES SOLA! SINCERIDAD

He finalizado el libro que recoge los seis años de experiencias en el cuidado de Felix y, ahora que decido publicar esas memorias, me doy cuenta de lo que he omitido voluntariamente y que me afecta profundamente en estos momentos de soledad acompañada.

Tal vez cuente algún día aquello omitido, pero...tiempo al tiempo.

Siento que soy una persona solitaria que necesita guarecerse en el calor sincero de las personas que alcanzo a tocar; ya sea con la piel, la mirada, la escucha o el silencio: la soledad se disuelve en la sinceridad.

La sinceridad, como signo de integridad moral, se ha prostituido gracias, entre otros motivos, a los programas televisivos o radiofónicos, y a las redes sociales donde cada uno cuenta de otras personas lo que no está escrito y habla de sí mismo de aquella manera.

Menos mal que muchos jóvenes no asisten a semejante espectáculo de despropósito variopinto. Sin embargo, los educadores tanto familiares como docentes participan del disparate generalizado donde las personas con planteamientos de integridad moral tienen escasa cabida y, en todo caso, han de plegarse al guion.

La mentira se ha convertido en "talante de diálogo". Los gestos que acompañan a la mentira se estudian y trabajan para pasar la "prueba del algodón mediático". 

La pretendida Retórica de antaño, ha pasado a mejor vida. Los filósofos que se quejan ahora de que no se dé Filosofía en las aulas, están probando su propia medicina. Tantos años de adoctrinamiento universitario, sin mostrar el Arte esencial del pensamiento crítico, ha contribuido a mantener la sociedad que hoy padecemos.

También el clero de la iglesia católica ha dejado de lado a la juventud universitaria. Concretamente en España, los nacidos en los años setenta del siglo XX, se sintieron huérfanos en las parroquias de su barrio. En aquellos años la juventud se abría paso en el control de la natalidad, la independencia de la mujer, la homosexualidad, etc. El Concilio Vaticano II, no se llevó a la práctica. mientras surgía la "teología de la liberación" en la américa latina en los años sesenta. El batiburrillo de pensamientos mostrado se dejaba sentir en la sociedad civil, mientras el clero seguía a verlas venir.

La soledad se instala en cada uno de nosotros, ante la escasa sinceridad de las personas.

Para vencer la soledad, hemos de llamar a la puerta de quienes conservan el don de escuchar sin recetar: de los que hablan desde la experiencia sin ánimo de convencer; de aquellos que acarician sin necesidad de tocar.

De esas personas nos hemos de rodear, y en ellas nos hemos de convertir.

La sinceridad se construye, no viene empaquetada para regalo.

No hay comentarios: