NOVATA 99

UNA SONRISA INESPERADA

Lo más hermoso del día es amanecer esbozando una sonrisa.

No siempre es posible levantarse con el ánimo dispuesto a sonreír abiertamente. Son tantas y variadas las situaciones personales que nos preocupan a diario que, cuando nos calzamos las zapatillas, los pensamientos se apelotonan intentando buscar una salida.

En mi caso, hoy, la sonrisa que me ha puesto las pilas para escribir ha llegado en forma de imagen, al retirar de la cafetera la taza con el café con leche que me he preparado como cada mañana.

Debo decir que estaba predispuesta a dejarme llevar por la alegría; pues, antes de soltar la risotada al ver esa imagen, mientras me limpiaba el rostro frente al espejo en el cuarto de baño, he sonreído al ver que se están curando las lesiones que me ha quemado el dermatólogo en el rostro. ¡Esto va bien! -me he dicho sonriendo.

Mantengo lo difícil que resulta esbozar una sonrisa a corazón abierto. Cada uno lleva su carga; y la información que vemos en los noticieros no ayudan. Sin embargo me consta que son muchos los que afrontan las situaciones complicadas intentando que una sonrisa fresca y sincera ilumine nuestro rostro en algún momento a lo largo del día.

Señalan quienes saben de ello que, la alegría mantiene el ánimo esperanzado, y que la búsqueda de la felicidad puede quedarse en una quimera.

No puedo sentirme feliz en todo momento, pero puedo sonreír en tantas ocasiones del día que se presenten de manera tan diversa como uno sea capaz de acoger.

Ante los acontecimientos que nos producen congoja, queda abierta la posibilidad de construir otra vía cargada de esperanza.

Alegría y esperanza entrelazadas se convierten en una poderosa actitud que confiere valentía en los momentos complejos que requieren de decisiones concretas.

A nuestros jóvenes, a los pequeños que comienzan a reír en la cuna, tenemos la enorme responsabilidad de pasarles el testigo de tan poderosa actitud. Pero para que estén en condiciones de llevar esa antorcha, los hemos de poner en situación de prepararse. En eso consiste la educación para la vida.