"¡MI CASA!"
"¡El mejor regalo eres tú!". "¡Hay tantas cosas que quiero emprender!".
Esta Navidad hay que celebrarla con responsabilidad e ilusión, sin añoranzas, manteniendo las restricciones que requiere el momento.
Sin embargo, ahora que el año 2020 toca a su fin, da la sensación de que pretendemos repetir lo que hacíamos en años anteriores. Parece que evitemos el recuerdo de quienes se van a diario, en soledad, por la COVID-19, que campa a sus anchas en el aire que respiramos.
Recordando ese tiempo de Adviento en mi niñez, a finales de los años cincuenta del siglo pasado, me veo sentada en el pupitre de la escuela junto a mis compañeras de clase escribiendo con buena letra las felicitaciones de Navidad y Año Nuevo, que llegarían a los hogares de nuestros familiares.
Este año, pensando en la Navidad, no sé el porqué he recordado la historia de E.T. el extraterrestre. Una película inolvidable que se estrenó en España el 6 de diciembre de 1982. La magia de aquellas palabras pronunciadas por el extraño protagonista llegado de otros mundos "MI CASA" ha sido el motivo de esta entrada navideña de Ciberhilonauta.
Decimos adiós a un año marcado por la tristeza y la incertidumbre en demasiados hogares, para poner el marcador a '0' con intención de iniciar un nuevo año centrados en no repetir los errores que hayamos cometido.
El hogar y la familia son temas repetitivos en las fiestas navideñas.
También una marca de refresco conocida en el mundo "Coca Cola" promueve en sus historias navideñas la idea del hogar y la familia. El anuncio de este año se centra en un mensaje "EL MEJOR REGALO ERES TÚ".
Desde la perspectiva de cuidarnos para seguir vivos ante la amenaza real de esta pandemia, nos debería quedar claro cómo hemos de actuar. Pero la realidad nos muestra que cada persona se toma la amenaza a su entender; de ahí el peligro de que la COVID-19 nos acompañe en el aire durante unos cuantos años de más.
Sin duda, esta situación incomoda a las familias que han de posponer los encuentros familiares hasta que pase el peligro. Sin embargo, en algunos hogares se va a probar suerte, piensan reunirse adoptando medidas...pero... De ello va a depender el que la cuesta de enero nos resulte trágica por la muerte evitable de tantas personas que dejaran un vacío irreparable.
Los mayores de setenta años, en general, estamos dilatando los abrazos, los besos a nuestros hijos y nietos en un tiempo de descuento. También vemos mermada nuestra movilidad en esos viajes que ahora no podemos realizar sumados a las patologías propias de la edad; esto convierte a la pandemia en la bruja malvada de los cuentos de hadas.
Suerte que contamos con la imaginación. Y mira por donde la tecnología nos facilita la comunicación virtual con nuestros seres queridos. Para nada es lo mismo. Pero se puede compartir cierta chispa de complicidad que los jóvenes y los más pequeños mantienen con sus abuelos.
Sigo ejerciendo de abuela en los momentos de comunicación online. Mantengo la atención de mis nietos pequeños contando y escenificando los cuentos tradicionales en pantalla. Sabemos bien que es imposible tocarnos, pero ¡NOS TOCAMOS CON LAS MIRADAS DE COMPLICIDAD Y LAS SIMPÁTICAS RISOTADAS!
Lo dicho ¡LA IMAGINACIÓN AL PODER!

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