domingo, 17 de mayo de 2020

Novata 49



¡DE ESTA, VAMOS A SALIR!

Cara y cruz del mensaje: ¿Quiénes, y cómo vamos a salir de esta pandemia?

¿Se trata de un mensaje de quienes buscan tranquilizar sus propios miedos o, tal vez, lo es de aquellos que intentan manipular al grupo que fuere erigiéndose ellos en salva patrias?
En estas semanas de retiro obligado en el hogar (no digo, casa) los pensamientos parecen flotar en un ambiente que roza la esquizofrenia. Bulos, verdades mentirosas (por ser a medias), miedos, anhelos desbaratados, temores subjetivos, perspectivas inviables de visualizar... contrastan con la esperanza que ilumina desde la Fe, y la que retumba en los aplausos de quienes mantienen su confianza en los hombres y mujeres que conducen esta pandemia. Puede que los motivos de unos y otros no coincidan; sin embargo en el desarrollo del proceso cuentan ambos.

Desde la notación 'hogar' quiero resaltar que no son paredes, ni habitaciones, ni cocinas, ni salones o terrazas donde estamos pasando estos días de confinamiento social. Los encuentros han pasado a ser virtuales. Y la convivencia familiar se ha convertido en una tarea impuesta por una pandemia que nos ha cogido por sorpresa. Cada uno dentro de su estado y ambiente, ha tomado las decisiones que ha considerado oportunas para sobrellevar la carga física, emocional y laboral en estos últimos meses.

En lo que a mí respecta, llevo unos días mascullando pensamientos encontrados sobre lo que está sucediendo en nuestro país debido al COVID-19. Y lo que me anima a teclear hoy tiene que ver con un motivo muy humano: el reconocimiento.
El pasado año, por cuestiones personales, conocí a un profesional que me ayudó a resolver un asunto. La semana pasada le volví a llamar para solicitar su asesoramiento. Cuando nos conocimos llamó mi atención su cercanía, desde una exquisita profesionalidad. Entonces, estuvimos hablando de uno de los libros que he escrito, concretamente "El vendedor universal". Desde ese momento,sin yo saberlo, sigue este blog. Y el otro día, al iniciar la conversación, me dice que le gustaría que escribiese más a menudo en el blog. Sorprendida, le contesto que, aunque sea esa mi intención, lo cierto es que ahora tengo menos tiempo para dedicarme a escribir.
Ya metida en el relato de mis inquietudes compartidas, soy consciente de que cada familia mantiene en estos momentos sus tensiones y fortalezas en equilibrio permanente. Sin duda, los problemas son variados y las soluciones se complican. Aún así, necesitamos sentir el aire fresco y perfumado de la primavera que nos invita a salir de cualquier pensamiento que atufe a naftalina. Espero poder expresar en esta entrada la dualidad que nos acompaña en la vida, alejada de cualquier aroma a un pasado estéril.

Me gusta esta imagen en la que observo el inicio de la primavera esperando las aguas del deshielo.

Veo la incipiente floración liliácea entre la hierba, y me percato de que un solo árbol erguido focaliza la mirada del observador.

Elijo este árbol como símbolo de la dualidad implícita en el discurrir humano. La vida temerosa que se refugia al calor de la tierra, planta cara en tantas ocasiones en una abrumadora soledad a la espera del calor de sus congéneres.

Dualidad-Incertidumbre-Certeza

Dualidad en los aplausos
Los aplausos y vítores son técnicas que se utilizaban ya en los años cincuenta en las empresas japonesas implicadas en la reconstrucción de un país que había salido derrotado en una guerra que finalizó con una bomba atómica que cambió el curso de la Historia bélica.
Cuando a uno le intentan 'manipular' en pos de un objetivo particular, tales técnicas salen a la luz como fetiches de ánimo común, pero que tienen un marchamo implícito: "Vais a luchar por 'mi' causa, pensando que es la vuestra".
En estos días, nos llegan mensajes varios y variados, por distintas vías, desde las redes sociales que acostumbremos a seguir. Esto nos proporciona información, también, de quién la comparte con nosotros. Y es posible que, en algunos casos, nos sorprendan ciertas actitudes que, en apariencia, nos eran desconocidas.
En la primera semana de mayo (sino antes) los aplausos cesan paulatinamente en buena parte de la población, en parte porque son los propios aplaudidos quienes señalan que es el momento de pasar a la acción ciudadana. Necesitan algo más que el humano reconocimiento a su trabajo profesional de salvar vidas. Ahora tienen en mente que cuando se dé el repunte de la pandemia, quienes gobiernen lo hagan con rigor. Y para ello precisan de los ciudadanos; puesto que los medios de comunicación no están dando una información completa de los hechos, más allá de una clara complacencia con ese buenismo institucional que empieza a resultar molesto y altamente inquietante; por que quienes no aprenden de sus errores los comenten una y otra vez. 
Incertidumbre sanitaria-social-económica
Ponerse a pensar en quién va a salir fortalecido de esta situación, tiene un recorrido igual a cero. El porqué de tal afirmación se analiza desde la desigualdad de partida y el incierto recorrido desde el que no se vislumbra un final; tanto en el ámbito sanitario como en el sector económico nadie se aventura a predecir un escenario tranquilizador.
Si vamos analizando los mensajes que cada día se explicitan desde Moncloa, nos es muy fácil comprender que, en horas, se toman decisiones que luego se pueden modificar a la contra. Mascarillas si/no. Horarios sin pensar. Abro/cierro... Es decir, se sabe poco, se controla de aquella manera, y se prohíbe porque estamos en un estado de alarma. Y lo peor de la situación es que se hace sin transparencia dando signos de improvisación que en nada tranquiliza a la población.
En semejante situación, cualquier escenario que uno pretenda visualizar, se dará de bruces. De modo que, el recorrido es cero; no tanto por el coronavirus, que también, es la gestión del Gobierno lo que aviva la incertidumbre.

Certeza que emana de la vida

Un 17 de mayo, hace hoy ochenta años, nacía mi hermano Luis, que falleció hace cuatro años, y al que dediqué mi último libro publicado.

Hoy quiero dedicarle esta entrada con una de las imágenes que compuse para acompañar dicho texto, y cuyo mensaje echo en falta.

La belleza se distorsiona a gusto del mercado, y la armonía se precipita al vacío existencial.

Ahí queda el mensaje del solitario árbol que comparte una certeza...

¡No estamos solos!
A mis queridos y recordados padres, María Luisa y Agustín. Dejó papá una estela visible, un rastro de hilo sin fin. Allí donde habite mamá, se vivencia una dulzura sin límites. Con ellos marchó Sisín (Luis) la paz del Señor, lucero del amor que en vida compartió.

  

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