ENCRUCIJADA
¿Somos todos iguales ante la ley?
Este es uno de esos dilemas que nos acompaña en el tiempo.
Si avanzamos en esa idea de igualdad, nos asalta otra cuestión no menor: ¿somos todos iguales ante quienes se encargan de ejercer la ley?
Hace unos días trabajaba con Felix un ejercicio de lectura comprensiva que llevaba de tarea para casa: JUICIO INJUSTO. Se trata de una antigua leyenda que seguro conocéis. Al leerla pensé en compartirla, por muy sabida que se tenga.
Cuenta la leyenda que, en la Edad Media, un hombre virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer; aunque en realidad el asesino era un personaje influyente del reino, de ahí que, el propio juez del caso aceptase como chivo expiatorio al hombre virtuoso cuya condena sería la horca. Eso sí, el juez quiso dar la apariencia de presidir un juicio justo; de modo que, planeó una trampa con la que liar al acusado. Le dijo: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Voy a escribir en dos papeles separados las palabras CULPABLE e INOCENTE. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino". En realidad, los dos papeles llevaban escrito CULPABLE.
¿Qué hacer ante los dilemas que se nos presentan a cada uno de improviso?
Desde luego, en esta leyenda el acusado sale bien parado gracias a ese atisbo de sabiduría que brota ante un estado de emergencia total.Eligió el acusado tragarse uno de los papeles, ante la mirada atónita del perverso juez que no tuvo más remedio que soltar al preso, no sin antes recriminarle: "¿Pero, qué ha hecho? ¿Ahora, cómo vamos a saber el veredicto?". A lo que el acusado respondió: "Es muy sencillo, es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué".
Cuando hablamos en estos tiempos de Resiliencia, nos estamos refiriendo a que "por difícil que se plantee una situación, podemos hallar una salida".
La resignación no cabe como solución a una situación problemática.
La manipulación tiene unos tentáculos que tratan de inocular a la población el tóxico conformismo.
Manipulación y resignación van de la mano. ¿Nos sentimos capaces de soltar ese lastre?
Estoy pensando en la insuficiente formación humanística de la juventud en nuestra sociedad, y en la clara manipulación que nos llega a todos desde los mal llamados "medios de comunicación" que si bien fueron en algún momento "medios de información" hoy podemos decir sin tapujos "medios de manipulación".
Aun con todo, nos queda lo mejor: al pensamiento no se le puede poner puertas; es capaz de abrir ventanas de lúcida sabiduría ante la adversidad.
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