martes, 16 de abril de 2019

NOVATA 27

LAS ELECCIONES DEL 28A

Una pelea de testosterona, en franca minoría de neuronas.

Así se presentan las elecciones, al menos, desde una mirada ligada a los estrógenos que actúan de forma positiva sobre el cerebro, al favorecer la llegada del flujo sanguino y de glucosa necesaria para el desarrollo de las neuronas y de ciertos neurotransmisores.

Si echamos la vista atrás, podremos observar que los pueblos mejoran significativamente cuando utilizan las neuronas y dejan de lado a la testosterona.

Me centro en los presidenciables de los cinco partidos políticos que se verán las caras en el debate al que acudirá Sánchez, el Presidente en funciones, para entender "la pelea de testosterona". (En estos momentos, la Junta Electoral no admite la propuesta de Sánchez de incluir a Vox en el debate, porque altera la proporcionalidad según la Ley Electoral.)
Sánchez busca el perfil de moderado, atragantándose con la testosterona que muestra en su rostro tenso y en unos modales estudiados frente al espejo. Las neuronas no cuentan. Y las Leyes están para adaptarlas a su gusto.

Rivera no se ubica, remueve fichas en medio de una tormenta hormonal en donde las neuronas se pierden.
Iglesias saca a relucir la testosterona en sus féminas, propio de su temperamento colérico. Ellas son las guerreras, y él su macho alfa. Aquí no hay cabida para las neuronas.
Abascal mantiene la testosterona a flor de piel, y ello va en detrimento del ejercicio neuronal.
Casado le cuesta entrar al trapo de la testosterona, en él prima la actividad neuronal.
Es comprensible que muchas personas, cansadas de lo que está sucediendo, quieran poner orden en el caos, y así su voto se orienta desde la testosterona. Sin embargo, la dureza de corazón no lleva a buen puerto, y las medidas drásticas dan lugar a recorridos inciertos. No soy detractora del caos; pero prefiero observar con detenimiento el proceso que fuere, y encontrar así la rendija por la que entrar sin explosionar.

El lenguaje importa.


El astuto Sánchez lo sabe. Él tiene en su mano enervar al oponente en el debate. El riesgo recae en aquel que muestre un perfil alto de testosterona. Es ahí donde él quiere enfocar para fingir su perfil de 'moderado'.

Abascal, cuando en el primer punto de las 100 medidas de Vox, habla de 'derrotar' a los independentistas catalanes, utiliza un palabro que pone el acento en la testosterona visceral. Se supone que él va a superar en testosterona a sus contrincantes.

Iglesias dará su discurso poniendo la testosterona en boca de sus Unidas.

Casado seguirá motivando su discurso en el que prima el razonamiento práctico.

Estas elecciones son una pelea de testosterona. Sánchez lo sabe por ser el primero en tratar de sacarle provecho con su modelo de debate propuesto, ahora truncado.

Esto es lo que hay, a mi entender.

Ahora cada uno habremos de elegir entre testosterona o neuronas.

Yo me decanto por las neuronas.

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