martes, 5 de marzo de 2019

NOVATA 21

REFLEXIONES EN LA COCINA

Una tortilla de patatas

Me encontraba enfrascada limpiando unos fresones para el postre y la lechuga para la ensalada cuando, sin más, lancé una mirada a la sartén que tenía al fuego. El mensaje que me movió a la acción era simple y claro: "no puedes estropear la fritura de patatas para la tortilla", Efectivamente, si la tortilla de patatas no me salía bien, no tendría excusa en la que basarme. Me explico.
Los ingredientes básicos para hacer una tortilla de patata son: patatas, aceite y huevos. En mi caso, contaba con los consabidos 'cachelos' (patata gallega), aceite de oliva virgen extra de la variedad hojiblanca y huevos de corral que me habían regalado. Con semejantes ingredientes un descuido hubiera sido imperdonable.
El proceso culinario lo culmino emplatando la tortilla como corresponde a los ingredientes en un plato de cerámica de Sargadelos que guardo para las ocasiones; regalo de mi cuñada Nani.

Francamente, me siento satisfecha del resultado.

Este simple hecho en la cocina, me hizo reflexionar sobre la atención diferencial que prestamos a las personas según los afectos, o el desapego que mantengamos activos.
El asalto mental culinario me llega seguro por los 'cachelos'. La patata de mi tierra despliega todo un abanico de recuerdos muy gratos que avivan mi atención.
Sin duda, la atención que prestamos a las personas viene determinado por la 'calidad' de las relaciones que mantengamos en nuestro subjetivo imaginario.
Ese instante en el que un mensaje nos invita a la acción con una persona en concreto, se puede interpretar como un aviso de cómo guardamos las vivencias con ella.
Siguiendo con los ingredientes de la tortilla, el aviso me llega dado mi nexo con  los 'cachelos'. Sí. Lo sé.  En el asunto de las relaciones, la cosa se complica. Sin embargo, si logramos atender a las emociones y los sentimientos que la persona nos hace evocar, estaremos en mejores condiciones para determinar los pasos que queremos dar.

Me gustaría pensar que esta entrada que comparto pueda ayudarnos a meditar sobre un hecho que se repite con demasiada frecuencia. Me refiero a cómo echamos a perder las relaciones con familiares, amigos, conocidos...No importa si la patata es de aquí o de allá, ni del aceite o de los huevos que utilicemos: lo relevante es quiénes son para nosotros los comensales.
En ocasiones, habrá que apañárselas para hacer tortilla sin huevos (como contaba mi madre) o puede que el aceite no esté limpio y que las patatas viejas den como resultado una cocción grasienta. Aún así, esa tortilla llegará a una mesa.

Interpretemos los mensajes que nos llegan de los demás, pensando en la mesa de la convivencia.


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