jueves, 7 de febrero de 2019

NOVATA 19

¿Qué hacemos con los mayores?

Son minoría los jubilados que asumen la condición impuesta de "ser mayor".

Cierto es que una persona a los sesenta años tiene hoy unas expectativas de vida a un rendimiento personal envidiable, si pensamos en anteriores generaciones. Esta realidad hace que los jubilados se conviertan en un activo social por explorar.

Si nos fijamos en lo que hacen (hacemos) los mayores, nos damos cuenta de que no puede ser el ocio en todas sus variantes, ni la atención a los nietos las únicas opciones viables para los jubilados. Los itinerarios formativos propuestos por las universidades para mayores de 55 años, son una forma de ocio ilustrado, sin duda, muy interesante. Pero sigue siendo ocio, como los viajes. Y el ocio tiene un precio que no está al alcance de cualquiera, por muy subvencionados que estén o las ayudas que se puedan obtener; ni tampoco es la panacea.

En una sociedad como la nuestra, donde la natalidad está bajo mínimos y la esperanza de vida afortunadamente aumenta, conviene explorar las posibilidades de un activo social desechado. Los jubilados mantienen su identidad en la diversidad, y no deberían ser excluidos de los proyectos en los que han colaborado profesionalmente. Y esta idea hay que hacerla visible para explorar las vías de participación de los mayores como activos sociales.  Un ejemplo de ello me llega a través de una entrevista realizada a una mujer sevillana de ochenta y cinco años.

Efectivamente, como docente que he sido, reconozco que, cuando tenía sesenta años, me parecía sensato dejar el aula a los más jóvenes y pasar a desarrollar otras actividades necesarias en el sistema educativo que tienen que ver con la burocracia. Me refiero a las programaciones, la organización conjunta de los Departamentos, la investigación de la mejora docente, los cursos al profesorado, y un largo etcétera para el que se está preparado por experiencia. De tal forma, sería viable seguir en activo diez o quince años más, sin quemarse, en horario y jornada flexibles.

Echo en falta el compromiso de la juventud dirigente, como también la de los empresarios con el potencial que cada persona aporta al trabajo. No se da la visión de conjunto y se pierde perspectiva.

Concluyo esta entrada con un ejemplo a seguir de activos sociales, hasta hace bien poco invisibles. Los premios Goya 2018. El premiado Actor revelación, Jesús Vidal, en su ya memorable discurso, deja meridianamente claro que cualquier ser humano a lo largo de su vida no puede ser excluido de la sociedad que habite. Resuenan sus palabras, que lo dicen todo: "inclusión, diversidad y visibilidad". Tan entrañable y contundente intervención, culmina con su emotivo agradecimiento que no deja a nadie indiferente:  "mamá, gracias por darme la vida y por enseñarme a ver la vida con los ojos de la inteligencia del corazón, te quiero todo".

TE QUIERO TODO. ¿Se puede expresar mejor el amor? Pienso que no. La idea que transmite no deja espacio a la duda.

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