viernes, 1 de febrero de 2019

NOVATA 18

EL RETO DE DEJAR LA MENTE EN "STAND-BY"

La dualidad del ser

Abrimos hoy el calendario en el mes de febrero. Años ha que este mes lleva el apodo de "loco" de veleta por los cambios de temperatura que se dan. Los agricultores mediterráneos conocen bien los efectos que sobre el almendro tienen estos cambios. Y que nadie piense que eso se produce ahora; cuando yo estudiaba en los años setenta del pasado siglo era un hecho constatable que, en febrero, las horas de sol y las altas temperaturas "engañan" al almendro que florece para luego sucumbir a las heladas de la noche.

No recordaba la importancia del calendario en la vida de las personas. Ahora, cada día, he de repasar el significado de esas cuatro "cajitas" que informan del día, la fecha, el mes y el año. Para mi marido es muy importante retener esos datos actualizados cada día. He aprendido que lo obvio se matiza cuando el olvido entra en acción. Es entonces cuando la didáctica se pone en marcha desde el amor que impide el desaliento.

Cuando a veces pienso en el escaso tiempo que le dedico a eso de meditar, me pregunto los motivos por los que nunca me ha gustado dejar la mente en hibernación. Entiendo que mantengo los sistemas de alerta a flor de piel, y que el hecho de dejarme llevar hacia el vacío me produce vértigo.

Digamos que siento la necesidad de dejar la mente en reposo mientras realizo aquellas tareas que me relajan. Por algún motivo los pensamientos que entiendo llegan de mi interior brotan al realizar los trabajos físicos que requieren escasa atención por mi parte. Sin embargo, he comprobado que cuando realizas una actividad que consideras automatizada, te percatas que no puedes dejar de estar atento ante posibles eventualidades incontrolables. Es decir, la mente sigue activa a los estímulos externos. A esto me refiero cuando digo que no he meditado en mi vida. Y supongo que dado mi carácter autodidacta me iré de este mundo sin catar el "stand-by" mental.

No me preocupa demasiado, pero soy consciente de que, ante cargas emocionales de recorrido indefinido, se impone el incorporar a la jornada algunos minutos de hacer nada. Nada. Nada. Nada.

No sé lo que es no hacer nada. Tal vez radique ahí mi falta de aprendizaje en eso del "stand-by" mental. Supongo que le pasa también a otras personas cuya curiosidad no cesa, ni se dejan arrastrar por la monotonía del transcurrir diario.

Las reglas elementales para la meditación, están al alcance de cualquiera en la Web. El asunto es (entiendo) la necesidad de hacerlo per se. Y supongo que, quienes tengan la idea de descontrol como un fallo del sistema, lo tienen francamente complicado. Es mi caso.

Toda esta parrafada viene a cuento de la dualidad. Efectivamente, lo dual se da. Y da qué pensar.

Pensemos en la respiración. Necesitamos del Oxígeno para vivir. Pero también es el Oxígeno liberado en la respiración celular el que promueve el envejecimiento. Y, aunque pueda parecer un tópico, entiendo que los beneficios de la meditación no se pueden extender a toda la población. A unos les puede ser de utilidad, como también a otros les resulte indiferente.

La dualidad se convierte en el punto de mira oficial para comprender cualquier proceso. Puedo ir por libre, y sin embargo formo parte de algún grupo. La persona busca su independencia, y sin embargo sobrevive mejor en modo cooperativo.

"Me llamo Gennet" un film que invita a pensar. Pensar en el modo de cooperar. Gennet nos cuenta su experiencia vital que, a mi entender, no deja a nadie indiferente. Y, desde luego, las opiniones seguro son ejemplo de esa dualidad que recorre el pensamiento humano.

Dejo esta imagen con la que voy a intentar mi terapia de "stand-by". Vemos unas Galaxias gemelas en la Constelación de Virgo. ¡Impresionante! Da qué pensar. A ver si logro dejar reposar la mente ante la inmensidad de una realidad que supera lo imaginable.




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