EN VÍSPERAS DEL OTOÑO ESTACIONAL
Al parecer, en las últimas semanas de septiembre, nos hemos de tomar "en serio" esto del COVID-19.
Desde que comenzara la pandemia, hasta que nos dimos de bruces con sus mortales efectos, hemos pasado por una variada información contradictoria agravada por la desinformación de quienes nos movemos en las redes sociales; un colectivo tan necesario como inquietante.
Leía hace unos días una noticia que hacía referencia a los efectos colaterales de la pandemia; algo en lo que seguramente hemos pensado. Se trata de cómo se llevan a la práctica las recomendaciones para evitar los contagios: desde el uso de las mascarillas y su posible reutilización, a las distancias de separación convenientes al aire libre y en ambientes cerrados en función de las actividades que ahí puedan darse.
Ante este panorama de opciones, claramente, dependemos los unos de los otros. Tanto es así que, en el verano, nos hemos tomado el descanso tan en serio que hemos relajados las medidas para evitar los contagios. Y ahora en el otoño, cuando están al acecho los catarros, la gripe, la neumonía propios de la estación, nos llaman a toque de confinamiento vecinal, que se antoja un tanto caótico por aquello de que si trabajas te mueves.
El problema económico que subyace a esta crisis sanitaria global, deja al descubierto las grandes diferencias entre las distintas poblaciones a nivel mundial y local. Palpita ahora la cultura socio-sanitaria y de convivencia en los distintos entornos geográficos de cualquier país.
En nuestro caso, las Comunidades Autónomas tienen sus problemas que se suman a los de sus vecinos autonómicos...y así, digamos, que se progresa adecuadamente o se retrocede en función de cómo se practican las medidas propuestas por los dirigentes locales, siempre y cuando el gobierno central lo apruebe.
En todo este asunto, me quedo con una idea de andar por casa: mientras mamá propone y papá dispone o papá propone y mamá dispone, la casa se queda por barrer. A la pata llana: a río revuelto ganancia de pescadores. En este caso la ganancia es para el CPVID-19, puesto que encuentra poca resistencia.
En la desquiciante dispersión de órdenes administrativas comunitarias o gubernamentales, mientras se apela a la responsabilidad ciudadana, se mantienen en audiencia programaciones que invitan a un ocio que, sencillamente, hoy es inviable por las mascarillas, la distancia debida, etc. Se mantienen y procuran programas en los que se gritan, series que muestran violencia por doquier o aquellas otras donde los resentimientos lucen sus mejores galas.
Cuando zapeo un ratito como ejercicio de visualización social, me siento una extraterrestre que mira sin dar crédito a lo que está viendo. Es cuando recuerdo lo poco que sé del sentir social, aunque algunas ideas pienso que a día de hoy siguen vigentes. Por un poner:
Cualquier información tomada sin el contrapeso de un razonamiento ausente de ideologías al uso, lleva a un desajuste social de primer orden; al entender que alcanza a gran parte de la población.
La educación es un proceso que dura toda la vida, nace en el entorno familiar y se completa con la enseñanza y la convivencia que deviene entre el yo, el tú, el nosotros...los otros.
De un tiempo a esta parte, nuestra sociedad ha sido enardecida por pensadores centrados en su modelo de familia, de educación, de formación, de ideología, de exaltación o negación religiosa... tratando de abanderar la llamada a la libertad como signo de igualdad.
"Nunca antes el querido Pepito Grillo molestó tanto."
Dado que no pienso meterme en un cine, al pertenecer a esa edad de riesgo mortal por el COVID-19, hago propio un sentimiento que me agrada leer en la crítica de Martínez:
Los Pepito Grillo son vistos como agoreros; las miradas los rehúyen; se pretende seguir con "la marcha" por aquello de la economía, y tal.
Vivir el aquí y ahora implica que nuestro Pepito Grillo funciona a pleno rendimiento.
Martes, 22 de septiembre de 2020, 19:00 horas "Reflexiones sobre el estado actual de la educación en España". Fundación Ramón Areces
Del 24/09 al 1/10 "Afectividad y sexualidad en el siglo XXI. Educación del corazón." Universidad Francisco de Vitoria, UFV Madrid.
El compartir se convierte en un ejercicio de reconocimiento y agradecimiento ligados al entendimiento.
Un río se seca cuando no recibe el agua que riega su lecho.
Las sociedades se secan cuando dan crédito al egoísmo disfrazado de tantas caretas como uno esté dispuesto a ver. El refranero está plagado de información al respecto.
No nos engañan...
¿Nos dejamos engañar?
¿Nos auto engañamos?
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