lunes, 23 de octubre de 2017

MEDIOCRIDAD

Lo mediocre, el ser mediocre, forma parte de uno si la persona abandona el interés por mejorar.


No deberíamos señalar a nadie en función de lo que uno siente porque, entre otros motivos, la propia persona puede abandonar un ideal que antaño abanderaba. Aunque parezca menos acertada tal situación, no es menos cierta en tantos casos.

Hoy se habla de programas basura, de redes contaminadas y de variadas lindezas que llevan a meditar sobre el camino tomado por quienes abandonaron su ideal de crecimiento personal dejándose arrastrar por el barro, ese material  que enloda o que es parte de una magnífica obra objeto de admiración.

¿Qué nos separa de ser arrastrados por el barro a convertirnos en creadores de nuestra propia obra? Vivir implica crear o dejarse arrastrar; cada persona, en su contexto y momento, percibe las dos opciones.

Piensan algunos que la edad cronológica invalida la toma de decisiones de éxito futurible. Lejos de acertar es posible que tales pensamientos se hallen enlodados en las mentes mediocres que han elegido dejarse arrastrar por el barro.

La mediocridad es un asunto que trato de tu a tu, como actitud a resolver día a día. ¿Cómo?: leyendo a quienes sustentan valor; evitando la comodidad del "queda-bien"; comprometiéndome en el crecimiento personal sin tapujos; creando y compartiendo aquellas obras que nos alejan de la mediocridad. 

Sin duda, "La calle nos aturde con su silencio de alma" -una estrofa de un poema (1999) que viene en una de mis obras publicadas "Escalerita al cielo"- "¡Valor! Nos está pidiendo la voz del Tiempo"...

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